Holograma

 Después de haber tenido el alma un poco muerta en el olvido,

después de subsistir a la injusticia violenta de un desvío,

es el trabajo recordar cómo era amar

y rescatar la pureza de mi niña,

que perdida durmió con miedo.


El enojo se lavó con tanto llanto

que luego secó con ese manto 

de una fe ciega embravecida: 

que no puede sólo eso ser la vida.


Que si de algo esto se trata,

más allá del holograma,

es de amar, quitar las tapas

y amar y amar y amar.


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